Ahora que el invierno está dando sus últimos coletazos, voy disfrutando de los pocos días que quedan de mi estación favorita del año. Y puedo considerarme una mujer con suerte, ya que en Bilbao el frío es una sensación constante y me obliga a hacerme con prendas abrigadas. Puede que precisamente ésta sea una de las razones por las que tanto me gusta el invierno, aunque no la única...
Adoro la moda, eso es algo que iréis descubriendo poco a poco, y los gorros, las bufandas y los abrigos son mis mejores amigos en los meses mas gélidos del año. El punto, la lana, las botas, los leotardos, los chaquetones... ¡Hay un sinfín de variedad en la moda invernal!
¿Y qué decir de las navidades? Otro motivo más para adorar el invierno. Época de luces, cantos y dulces. Para algun@s es un infierno moverse por las calles entre tanto gentío, pero para mí es un placer recorrerlas respirando el espíritu navideño que desprenden sobre todo los niños.
Tampoco puedo olvidarme de la nieve. Ese fenómeno meteorológico que tan pocas veces se deja ver por Bilbao, pero que cuando lo hace, me tiene en vilo esperando a que caiga un manto de nieve lo suficientemente espeso como para salir a montar muñecos. Ilusa de mi, que por estos lares la nieve nunca cuaja...
¿Algo malo del invierno? Sin duda la humedad, que me somete a una lucha constante contra mis rizos encrespándolos y convirtiéndome en una mujer emparentada con los felinos más temidos de la selva.
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