jueves, 21 de marzo de 2013

500 días juntos



Tom (Joseph Gordon-Levitt), arquitecto reconvertido en escritor de tarjetas de felicitación, cree en el amor predestinado que llega de improvisto y se queda para siempre. Summer (Zoey Deschanel), la ayudante del jefe de Tom, rechaza el romanticismo y todas las ideas que rodean a las relaciones sentimentales estables. 

¿Qué es lo que ocurre cuando Tom y Summer se conocen y descubren todas las cosas que tienen en común? Pues eso, que viven una historia de 500 días juntos. 

No os preocupéis que no os he destrozado el final de la película. De hecho, lo que más claro nos queda desde los primeros minutos es que esta historia no tiene un final feliz. Aún así, la inusual estructura de este relato de comedia romántica nos atrapa al instante invitándonos a ser testigos de la excepcional relación entre Tom y Summer. 

La cinta de Marc Webb (la primera del conocido director de vídeos musicales), rebate los estereotipos de las comedias románticas más taquilleras de Hollywood, es decir, el chico que odia el compromiso y la chica que adora el romanticismo. Desde el primer momento en el que Tom ve a Summer, queda inevitablemente prendado de ella. Para él la existencia sólo tiene sentido al lado de esa chica tan especial, pero no sera nada fácil conseguir que Summer abra sus puertas del corazón al amor. 


Se trata de una película pequeña, sin grandes pretensiones, que trata el tema del amor y el desamor con todas sus consecuencias. Asistimos a la momentánea metamorfosis que sufre Summer dejándose llevar por el idílico mundo de Tom, pero el dolor llegará pronto, cuando ella decide pasar de las formalidades y los convencionalismos que la mantienen atada a otra persona. A veces el querer se confunde con el amor, y esta confusión genera diferentes reacciones, todas ellas interesantes, en la forma de actuar de Tom y Summer. 

Nos muestra una cronología de algunos de los 500 días, elegidos aleatoriamente saltando adelante y atrás, y lo hace con tanto realismo que nos identificamos fácilmente con todas las fases que recorren los protagonistas. Delicioso bocado cinematográfico aderezado con una espléndida banda sonora. 

En este caso no existe el "fueron felices y comieron perdices", ¡pero eso no significa que no tenga un final bonito!

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