lunes, 25 de marzo de 2013

SOY FAN: de las tardes de domingo


Es inevitable, desde pequeñita soy fan de las tardes de domingo. Según ido creciendo he aprendido que son más valiosas de lo que yo pensaba, ya que con esa tarde tan especial despedimos el fin de semana y le damos la bienvenida a una nueva semana que nos depara largos días de trabajo.

Pero me gustan, soy la fan número uno de las tardes de domingo. Son tardes que suelo utilizar para no hacer nada. Ya, ya sé que much@s estaréis pensando que qué tontería o perdida de tiempo. Pues nada más lejos de la realidad ya que no hacer nada es hacer algo.

En ese no hacer nada suelo ver la tele, leer la prensa y ver pelis antiguas tapadita con la manta. Y series, sí, también veo series.

Es una tarde que me la dedico a cuidarme y mimarme. En mi casa ya están acostumbrados así que si hay algún plan o algo que hacer el domingo por la tarde conmigo no cuentan. Y esas tardes, en las que estoy sola, son las mejores...¡qué paz!

Para que una tarde de domingo sea perfecta son necesarios una serie de requisitos, a saber: un sofá, una manta, palomitas y helado de yogur búlgaro con frutos del bosque, una buena peli o serie, un baño relajante y todos los cuidados de belleza que una chica se hace. Y si puede ser, para que todo eso sea mas perfecto: lluvia. Claro que no siempre se dan todos los requisitos. Aunque en Bilbao llueve cada dos por tres, por lo que este último requisito lo solemos cumplir la mayoría de las veces.

Estoy segura que a vosotr@s que estáis detrás de la pantalla también os gustan las tardes de domingo para no hacer nada. Y es que en si mismas son la caña, sobre todo si se empiezan con una buena comida acompañada de una siesta.

Así que ya podéis imaginar que es lo que hice ayer. Tuvimos una bonita mañana de Domingo de Ramos, pero por la tarde, y prometo que no hice la danza de la lluvia ni nada parecido, el tiempo empeoró y empezó a llover. Sin embargo, la temperatura pese a todo era muy agradable así que pase una buena tarde de domingo con la ventana abierta viendo llover mientras yo estaba en casa encantada, calentita con la manta en el sofá disfrutando de una buena película. No faltaron ni las palomitas, ni el chocolate, ni las chuches que compre el día anterior.

Y es que así sí se puede empezar una nueva semana...

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