lunes, 11 de marzo de 2013

Pretty Woman


El rojo es un color caliente que simboliza la fuerza, la energía, el fuego, la pasión. No es de extrañar que Marilyn Vance, la estilista de “Pretty Woman” eligiera el rojo para vestir a la protagonista de la película, Vivien, una prostituta que acaba enamorándose de Edward, su cliente más selecto.

Cuando Vivien conoce a Edward, nada le hace pensar que su vida dará un vuelco y entre otras cosas, acabará vistiendo con ropa de alta costura. Una transformación estilística que podríamos resumir en tres etapas.
Al comienzo, a Vivien, que trabaja en la calle, la conocemos con un microvestido elástico de dos piezas unidos por una argolla metálica, botas altas de charol con tacón y un montón de complementos. Cuando ya conoce a Edward y asiste a un partido de polo, su vestuario ha dado un cambio radical, acudiendo al acto con un vestido color café con topos blancos y sombrero y guantes blancos.

Pero la culminación de Vivien en el mundo del lujo y el buen gusto, llega cuando Edward la invita a la ópera “La Traviatta”, de similar argumento al de “Pretty Woman”, dicho sea de paso. Para esta ocasión, Marilyn Vance, creó un impresionante vestido rojo con el que Julia Roberts se convirtió en la cenicienta moderna de la década de los noventa.


El vestido, de escote en uve y tirantes sueltos que dejan al descubierto los hombros, queda ajustado al cuerpo de Julia, consiguiendo ser el look más sofisticado de Vivien en toda la película. Lo combina con guantes bancos largos de seda, una gargantilla de diamantes y rubíes. Gargantilla, por cierto, valorada en 250.000 dólares y que estaba constantemente controlada por un guarda de seguridad durante todas las escenas en la que aparecía.

Un bravo por Marilyn Vance, que en contra de la opinión del director de “la pelicula Garry Marshall -quería que el vestido de Vivien fuera negro- vistió a Julia de rojo pasión.

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